lunes, 2 de junio de 2008

CAPITULO CINCO

Los resfriados


Las nenas con las nenas. Los nenes con los nenes.
Supieron ir con los ojos vendados por la calle principal. Era un día lento, largo, tirado al sol, aburrido de siesta, pegoteado de lagartos, de hormigas indiferentes y de lluvia ni hablar. Ella con rumbo norte; El con rumbo sur; ambos con los brazos extendidos, igualitos que sonámbulos de película alemana, sobreactuada, teatral, en blanco y negro, muda de boca cocida, cruzada de rayas y lluvias. Eran gallinitas ciegas, evadidas del gallinero, ya solas y olvidadas. Causó gracia al principio. Ella se iba. El se iba. Ella hacia el norte; El hacia el sur. Creían que jugaban, que todos estábamos ahí. Las nenas con las nenas y los nenes con los nenes. Pero no. Los dejamos ir. Se chocaron en la esquina de La Indiferencia y La Piedad; se quitaron las vendas y se amaron de inmediato.
Ella venia resfriada; El también. Se contagiaron y ya no hubo cura. Hoy son felices, dichosos y divinos, aunque el presupuesto se les vaya en pañuelos.
Algo así es el azar y usted póngale la música que quiera. Pero si es “Love me or leave me” de Nina Simone, mucho mejor.