martes, 27 de mayo de 2008

CAPITULO TRES

La astroteca de la otra cuadra

Cuando estoy muy, pero muy aburrido, voy a la astroteca de la otra cuadra y me entrego a contemplar astros y planetas de toda índole. Pero tengo que estar muy aburrido. O sea; no hay amigos para ir a jugar; y en la televisión, seguramente estarán dando esas novelas cenicientotas y con muchos insultos, porque insultar por televisión es como acercarse a la realidad del televidente; y mas que acercarse a la realidad del televidente, es acercarse a la realidad; lo cual me hace pensar que los autores televisivos tienen por concepto de realidad, a una gigantesca franja de televidentes insultadores. Y sin embargo, distan micras de lo acertados que están.

Cuando voy a la astroteca de la otra cuadra, me atiende su propio dueño. Jacinto Galilei, mas viejo que el hambre, menudito, flaco y bien bajito, quizás, demasiado obediente de la ley de gravedad; usa ropas negras confeccionadas por el mismísimo diseñador del Principito y se lo ve siempre impecable; su rostro es agradable y presenta rasgos bonachones apapanoelados; usa lentes que en realidad son dos pequeños telescopios, los cuales intercambia por dos pequeños microscopios si necesita ver de cerca o leer; su cabeza está coronado por una larga y enrulada cabellera de oro; adecuada para cuando la economía lo apremia. Se corta tres o cuatro pelos y los vende en la joyería de la esquina. Se le desconocen amores o hijos. Y eso es lógico. La única pasión de Jacinto Galilei es su astroteca y lo que ella guarda.

-¿Qué queremos ver hoy?-Pregunta.

-No lo se. Quizás algún planeta habitado por inteligencias como las nuestras. Para comparar nomás…

-No hay.- Asegura con la determinación de los que nunca mienten o no saben mentir.

-Eso es imposible. En un universo tan grandote…

-Infinito.- Me corrige don Galilei

-Más a mi favor. Decía que en un universo tan… infinito como este, tiene que haber por ahí algún que otro planetita habitado por inteligencias como las nuestras.

-Linda teoría. Pero no hay.

-¿Está seguro, don Galilei? ¿No le andará faltando algún planeta?

-Seguro, Padrino Astronauta. En mi astroteca lo único que falta son soles, enanas blancas y agujeros negros. Y eso es debido a las disposiciones municipales por razones de seguridad. En cuanto a lo demás estoy completo. No existe lo que me pedís.

-¿Y cómo puede ser posible?

-¡Ah, mi querido Waltercito! Cuestiones del azar creativo. Estamos solos.

- Entonces quiero ver el planeta mas alejado del universo.

-Piso 14 borgiano, en la sección Amores Imposibles, hilera Aleph, el último anaquel arriba a la izquierda.

-¡Ay, don Galilei! Eso me queda muy, pero muy alto.

- A mi también.